martes, 25 de diciembre de 2012

Virgen Ciega en los Des-Conciertos de 25Hombres. 25.12.2009




Tal día como hoy hace tres años, se emitió una sesión de música creada por mí en Contrabanda, radio libre del dial de Barcelona. El material, de algo más de media hora de duración, formó parte del programa «Los Des-Conciertos de 25Hombres», un espacio dedicado a la promoción de artistas poco conocidos dentro de los ámbitos, sobre todo, de la electrónica experimental, la electroacústica o el arte sonoro. Aunque actualmente el programa no se emite a través de Contrabanda, es posible escuchar nuevas entregas del mismo a través de su blog:



El contenido de la sesión, a excepción del tema «I.A.», está constituido por la suma de fragmentos improvisados íntegra o parcialmente que, en unas ocasiones, pueden cobrar forma de pieza musical más o menos estructurada y, en otras, de flujo continuo de sonido. Si bien es poco frecuente en mis creaciones utilizar recursos como los «drones» o el «ruidismo», el formato del programa parecía indicarme que el uso de estas herramientas sería lo acertado. De hecho, dado el contexto radiofónico, se me ocurrió jugar con varios pasajes de ruido de radio, de manera que si un oyente, en el momento preciso, desplazaba el dial para encontrarse con Contrabanda, tan sólo encontraría espacio vacío; el desconcierto.

Hoy, en recuerdo de aquella experiencia y en agradecimiento a 1Hombre –responsable del programa– pongo a disposición del público la mencionada sesión dividida en cómodas pistas para que el usuario pueda saltarse determinados pasajes en caso de que los mismos no sean de su agrado. 
La opción de descarga en formato wav está pensada para ser grabada tal cual en un CD, vigilando, eso sí, que no haya pausas entre los cortes. De este modo, el oyente apreciará la sesión como un todo a pesar de que el número de pista cambie. Con la opción mp3, sin embargo, no es posible evitar breves interrupciones entre un título y otro, dadas las características específicas del formato.

Sin más dilación, pues ya me he extendido bastante, les dejo con mi tránsito por «Los Des-Conciertos de 25Hombres» en tan señalada fecha.


Descarga «Virgen Ciega en los Des-Conciertos de 25Hombres»:

WAV – parte 1.

WAV – parte 2.

(Carpeta dividida en dos partes por exigencias del servidor. Se recomienda mover los archivos a una única carpeta una vez finalizada la descarga).



Safe Creative #1212254245611
Lista de cortes:
Safe Creative #1212254245604

Safe Creative #12102525694561. Cabecera del programa y presentación  [0.53]
2. Estuario  [4.14]
Safe Creative #12122542455983. Marcha naval  [6.31]
4. I.A.  [3.16]
Safe Creative #12122542455815. Montaje radiofónico  [1.50]
6. Montaje radiofónico + zumbidos  [5.36]
Safe Creative #12122542455677. Montaje radiofónico + zumbidos + melódica  [4.32]
8. Andante – Finale  [5.58]
Safe Creative #1212254245574
Duración total: 32.53


Héctor Perezagua les desea unas felices y ruidosas fiestas.


domingo, 16 de diciembre de 2012

«Documento sonoro de la Segunda Guerra Mundial»


Corría el año 2009 cuando me topé con este curioso plástico de siete pulgadas en una bandeja del Rastro de Madrid. Recuerdo que lo adquirí por el precio de dos euros, cifra más que razonable si no fuera porque, al extraer el disco de su funda, descubrí un mensaje que decía así: «Disco regalo. Prohibida su venta». En fin, comprar en El Rastro tiene sus riesgos. Por otro lado, es necesario apreciar que se trata de una producción excepcionalmente rara facturada en 1979 –año que consta en letras diminutas en un rincón de la vacía contraportada–, de manera que revalorizar el artículo sí me parece justo. 
Para completar la compra, adquirí por el mismo importe el «Don’t Go» de Yazoo, atraído no tanto por el antiguo hit que da nombre al single como por esa memorable cara B que es «Winter Kills».

Tal como dice en la portada, en este «documento sonoro» vamos a encontrar «discursos, marchas militares y canciones», todo ello organizado y presentado por un locutor de voz profunda que, si bien no estoy del todo seguro, juraría que es Constantino Romero. 
Al comprarlo, pensé sobre todo en la posibilidad de incorporar fragmentos de los discursos en futuras piezas de Virgen Ciega, ya que por aquel entonces mi proyecto atravesaba su etapa más industrializada y las voces de Hitler, Stalin, Churchill o Roosevelt podrían encajar con acierto entre los loops mecánicos. Sin embargo, la ocasión de incluir semejante material en mi música nunca llegó a darse, pues mis intereses musicales viraron, sin brusquedad eso sí, hacia otras latitudes. Hoy, se me antoja compartir este fonograma pensando, sobre todo, en aquellos artistas que puedan estar interesados en samplear los discursos y músicas albergados entre los surcos. Dadas las trayectorias musicales de algunos amiguetes de este blog, creo que no es un error recomendar el presente documento.
He de advertir que el vinilo está hecho unos zorros y yo, que no soy ningún experto en limpiar grabaciones antiguas, he reducido un poco la distorsión de agudos, aplicado un limitador y aumentado la ganancia de la onda resultante. Si alguien estuviera interesado en obtener los audios en bruto, yo se los puedo facilitar sin problemas.

Espero que estas grabaciones sean de utilidad a quienquiera que las descargue.


Enlaces de descarga:


MP3

Nota: la descarga de la presente obra ha sido facilitada ante la presunción de que se encuentra descatalogada y/o es de muy difícil localización. No obstante, si el/los propietario(s) de los fonogramas consideran sus derechos vulnerados, ruego por favor se pongan en contacto conmigo, el responsable del blog, en orden a retirar los enlaces de descarga.



jueves, 6 de diciembre de 2012

Carl Stone: «Mom’s»


Una de las cosas más extrañas que me ha ocurrido a la hora de buscar información sobre un álbum de música es acabar visitando innumerables páginas gastronómicas donde las fotografías de suculentos platos asiáticos y sajones hacían poco recomendable mantenerse en ayunas. El por qué de esto se debe a que Carl Stone, el compositor que nos ocupa, tituló algunas de sus piezas más emblemáticas con los nombres de los restaurantes que visitaba. A este respecto, algo que nos resulta tremendamente interesante es imaginar las composiciones recogidas en «Mom’s» como prolongaciones auditivas de una experiencia gustativa, olfativa y también visual, pues no olvidemos que en gastronomía la apariencia es un factor clave. La sinestesia, por tanto, se nos antoja muy oportuna a la hora de comentar una música fundamentalmente recolectora, construida con los pedazos diminutos de diversos acontecimientos sonoros previos. Todo esto nos lleva a hablar, una vez más, de la técnica del sampling y sus posibilidades dentro de la música electrónica, dado que la esencia de dicha técnica es la recogida y selección de sonidos «externos» a la obra musical y dada también la circunstancia de que este músico californiano es uno de los más jugosos y audaces «sampleadores» del panorama internacional.
Nacido en San Francisco hace cincuenta y nueve años, Carl Stone descubre las posibilidades de la mezcla de sonidos dispares a principios de los setenta, cuando trabaja en la fonoteca del que también era su centro formativo, el Instituto de las Artes de California (CalArts). Una de sus tareas consistía en hacer copias en soporte magnético de los elepés de la colección con el fin de que las obras fueran más accesibles al personal del centro. Al reproducir simultáneamente dos tocadiscos y mandar su señal al mismo aparato de cinta magnética, el joven compositor advierte cómo la conjunción, por ejemplo, de una obra vanguardista europea y una pieza tradicional japonesa podían dar lugar a un nuevo trabajo lleno de sentido.

Al igual que otros lanzamientos del californiano entre los años ochenta y noventa del siglo XX, «Mom’s» no es un álbum unitario constituido por temas especialmente producidos para la ocasión, sino una recolección de obras –extensas en cuanto a minutaje– que el músico había concebido de manera autónoma entre 1986 y 1991, siendo 1992 el año de publicación del disco.

I/V • Sin preámbulo alguno, la minimalista «Banteay Srei» nos zambulle en una aventura musical arriesgada y llena de retos para los oídos más ávidos. El título de la pieza –«ciudadela de las mujeres» o «de la belleza» en lengua jemer– se corresponde con un templo camboyano del siglo X dedicado a la deidad hindú Shiva. Estos templos medievales se caracterizan por lo intrincado de los relieves que adornan sus paredes aprovechando la maleabilidad de la arenisca. En recuerdo de estas esculturas pequeñas y minuciosas, la música de Stone cobra un característico sentido de evolución microscópica, donde todo muta a pasos minúsculos llegando a alcanzar una gran intensidad no con el paso de los minutos –como ocurre en otras obras del autor– sino desde el primer segundo. No en vano, el valor de «Banteay Srei» reside, sobre todo, en el enorme poder de sugestión de la pieza, ya que realmente tenemos la sensación de ser transportados a un lugar místico en medio de algún paraje virgen. Una característica especial de este templo de Shiva es su construcción de acuerdo con las proporciones humanas en comparación con la habitual enormidad de la arquitectura religiosa del Imperio Jemer. Así, de la misma forma que estas dimensiones asequibles para el ser humano otorgan una mayor sensación de amparo y recogimiento, la pieza de Stone nos ofrece una impagable sensación de placidez e introversión, refugiado el oyente al abrigo de su oleaje sonoro.

II/V • Si la portada del disco no nos engaña, imaginamos que el título de «Mom’s», composición que da nombre al disco, procede de ese Mom’s Bar-B-Q que hemos localizado en el distrito de Van Nuys en Los Ángeles. Salchichas fritas, huevos, beicon y otros grasientos platos tan característicos de la gastronomía sajona y norteamericana parecen haber inspirado esta pieza en la que, en un momento dado, irrumpen fragmentos de viento metal y acordeón, amén de otros instrumentos propios de la música occidental. Todo ello convenientemente descontextualizado y deconstruido –concepto este último muy de moda en cierta gastronomía reciente. No obstante, encontramos al inicio de la pieza unos enigmáticos sonidos como de cuerda rasgada que nos hacen pensar en el folk del África nororiental. En este sentido, sin embargo, no podemos ir más allá de la pura conjetura, ya que somos conscientes del poder del sampling y la edición de audio a la hora de borrar, conservar o confundir con plena intención la fuente sonora original.

III/V • El genitivo sajón en «Gadberry’s» nos hace presentir que Carl Stone nos está invitando de nuevo a una de sus comilonas. Por desgracia, Gadberry es un apellido tan común que nos ha sido imposible distinguir el establecimiento en que el californiano se inspiró para componer esta pieza. Precisamente, es ese aspecto común, cotidiano el que define la obra, pues encontramos en ella elementos muy corrientes en la música de los años ochenta, especialmente en la fusión pop-jazzística más suave. Samples de metalófonos, vibráfonos y otros instrumentos de percusión de láminas metálicas se mezclan con unos muy discretos sonidos de aire funk y una tamizada base de hi-hat que adquiere algo de intensidad según nos acercamos al final de la composición. Aunque la música está tratada desde una óptica más o menos minimalista, al escucharla no podemos evitar acordarnos de ciertos temas de Mark Isham, Shadowfax o el Ryuichi Sakamoto de álbumes como «Futurista». Stone escogió para el disco una versión en directo de este «Gadberry’s», una pieza en la que parecen haberse diluido los planteamientos vanguardistas presentes en el resto de «Mom’s».

IV/V • La intuición nos dice que «Shing Kee» tiene algo que ver con Mou Lee Shing Kee & Company, un local situado en el China Town de San Francisco. En algún foro hemos podido encontrar buenas críticas al establecimiento debido, entre otras cosas, a sus preparados de cocina cantonesa. Por ahora, nuestra ignorancia culinaria no nos permite entrever si los platos de Hong Kong entrañan al paladar un reto análogo al que supone escuchar esta composición, la cual es, según nuestro criterio, la más ardua del disco a pesar de la infinita delicadeza de sus texturas. Algunas fuentes acreditan a la cantante Akiko Yano como vocalista de «Shing Kee», sin embargo, sería más exacto decir que la obra contiene samples de una interpretación preexistente de la artista nipona. En cualquier caso, en los primeros minutos de composición, resulta casi imposible distinguir voz humana alguna; tan sólo una entidad sonora abstracta que, lentamente, va tomando forma. De manera progresiva, vamos siendo conscientes de un motivo que se repite reiteradamente, al cual se van añadiendo partes minúsculas en cada una de las repeticiones. Asimismo, cada uno de los ciclos conlleva una menor degradación de lo que, efectivamente, deviene en voz femenina. En la región central de la composición, distinguimos perfectamente a la vocalista cantando un par de sílabas sobre un acompañamiento de piano antes de dar paso a otro motivo que sufrirá el proceso contrario, es decir, la reducción y degradación paulatina del sample hasta regresar a la entidad abstracta inicial.

V/V • Por último, hemos encontrado el término «Chao Nue» asociado a una forma concreta de preparar el bami, plato tailandés elaborado a partir de fideos –una variedad específica denominada de igual forma que el plato– y carne. Esta pieza, la más extensa del álbum, nos engaña con un inicio en el que priman los colchones de sintetizador, aproximándonos a eso que los entendidos llaman ambient. Con tal de alejarnos de tan suave comienzo, emerge una densa capa de percusiones de la familia de las campanas y los cencerros, acompañada por resonancias de primitivos instrumentos de viento. El conjunto, convenientemente manipulado, parece traer consigo imágenes del Tibet y Asia central. Una vez más, nos vemos en la obligación de comentar que estas asociaciones geográficas son perfectamente refutables dado el poder de abstracción que puede acarrear la edición de sonido. Es precisamente esta facultad modificadora la que acaba convirtiendo las percusiones de «Chao Nue» en una pesada herrumbre cuya cercanía en el plano sonoro puede llegar a intimidar al oyente. No es descabellado que algunos aprecien trazas de cierta música industrial de vanguardia. Finalmente, el monzón acaba por remitir, dando lugar a un nuevo y más extenso pasaje de sintetizadores ambientales, esta vez cargados de una oscuridad y densidad que no encontrábamos al principio de la pieza. Poco a poco, el sonido va perdiendo resolución, gastándose y desvaneciéndose durante los últimos minutos de esta monumental expedición sonora que es «Mom’s».